domingo, 18 de diciembre de 2016

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EDUCADORES PERUANOS

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI: SUJETOS DE LA EDUCACIÓN

EL EDUCANDO
Mariátegui nos dice que mientras prevalezca la realidad feudal y colonial que lo ha reducido
a la servidumbre, el peruano no podrá liberarse y que el estado ha conseguido anular en el individuo la libertad de querer, la espontaneidad, la iniciativa, la originalidad del movimiento y ha logrado reducir a los hombres a un docilísimo rebaño que no sabe actuar sino conforme al signo y según la voluntad de sus patrones. Consecuencia de ello conceptúa al educando como una juventud sensible y permeable a las ideas del presente, sin ninguna actitud crítica a la situación existente y sumidos en una obediencia pasiva.
Mariátegui sostiene que por la orientación política inadecuada de los gobiernos de turno, el educando es instruido de acuerdo a la clase a la que pertenece: educando de la clase burguesa y educando de la clase popular. El educando de la clase burguesa es el que generalmente tiene acceso a la educación existente, su educación da mucho culto a las humanidades, la retórica y desatiende la orientación práctica dirigida a estimular el trabajo. El educando de la clase popular aún mantiene el prejuicio de la inferioridad de su raza mestiza con raíces indígenas porque la educación le hizo creer en la superioridad de la raza blanca y de la clase burguesa.
Mariátegui denuncia la discriminación de la escuela burguesa en los siguientes términos: “La escuela burguesa distingue y separa a los niños y educandos en dos clases diferentes. El niño proletario, cualquiera que sea su capacidad, no tiene prácticamente derecho, en la escuela burguesa, sino a una instrucción elemental. El niño burgués, en cambio, también cualquiera sea su capacidad, tiene derecho a la instrucción secundaria y superior. La enseñanza en este régimen no sirve, pues en ningún modo, para la selección de los mejores. De un lado sofoca o ignora todas las inteligencias de la clase pobre, de otro lado, cultiva y diploma todas las mediocridades de las clases ricas”146.
La nueva generación tiene que formarse para transformar la realidad peruana, sostenía Mariátegui. Se desprende de ello que la educación debiera contribuir a formar un educando nuevo caracterizado por ser histórico, consciente, pensante y operante, crítico, creador y transformador de su realidad.

EL EDUCADOR
Las desigualdades educacionales entre los educandos según su procedencia de clase, se expresa también en el caso de los maestros y profesores. El Amauta considera a los maestros en general, una categoría de “trabajadores” que en el orden demoliberal burgués ha contribuido a diferenciar la clase burguesa de las clases populares. Plantea que el maestro primario, por su origen social y por la especialidad de su trabajo, se siente más próximo al pueblo, mientras que el profesor del liceo y de universidad se siente más alejado de aquél, más próximo a la burguesía.
El maestro primario es más dedicado a su profesión, el del liceo es más enseñante y ha diversificado su ocupación con la práctica de otras profesiones o actividades como la literatura o la política. Para el docente universitario la cátedra constituye una mera estación de la vida cotidiana; la enseñanza es un complemento intelectual de su actividad práctica, política o mercantil.
El maestro primario procede del pueblo, específicamente de la pequeña burguesía. Tiene la abnegada función de dar a los niños pobres la instrucción elemental gratuita y obligatoria del Estado.
El Estado remunera mal su fatiga, el Estado condena a sus maestros a una perenne estrechez pecuniaria y no sólo eso, también les niega los medios para su mejoramiento, no sólo económico, también cultural, los maestros carecen de posibilidades de progreso científico y de acceso a los bienes y servicios culturales.
Mariátegui plantea la idea precursora de la organización sindical unitaria de los maestros, superando la división por niveles; idea que impulsó la organización de los maestros a partir de los años 30, cristalizándose ese anhelo en 1972, al constituirse el SUTEP en la ciudad del Cusco.
En una clara expresión de su concepto clasista y sindicalista considera que para que los educadores puedan organizar la enseñanza y las bases nuevas, es necesario que sepan antes ser un sindicato y “entender la solidaridad histórica de su corporación con las otras corporaciones que trabajan por reorganizar sobre bases nuevas, todo el orden social”147.
Considera que del espíritu de los maestros primarios pende los ideales de transformación social y la forja de un nuevo estado social.
Sostiene que el “educador, a través de la escuela y de su acción social en general, deberá participar de la determinación de un orden social futuro, hecho que es incuestionable y, por lo tanto, no debe realizar una acción ciega o conformista, sino una acción lo más responsable y lúcida posible”.

Valorando en su integridad el rol del maestro, dice: “De todas las victorias humanas les toca a los maestros en gran parte, el mérito. De todas las derrotas humanas, en cambio, en gran parte la responsabilidad






WALTER JESÚS PEÑALOZA RAMELLA

Walter Peñaloza Ramella nació en Lima el año de 1920 y falleció en el año 2005. Sus padres
fueron don Manuel Peñaloza y doña Anita Ramella.
Doctor en Filosofía, educador peruano reconocido por su contribución a la formación profesional del docente peruano. Hizo sus estudios en el antiguo Colegio Anglo-Peruano, hoy Colegio San Andrés. Trabajando luego como docente del mismo plantel obtuvo el Primer Premio "Gonzáles Prada" 1944, otorgado por la Dirección de Educación Artística Extensión Cultural al mejor trabajo de Filosofía.
Allí se destacó por la aplicación de una nueva metodología para la enseñanza del Castellano. El alumno se convirtió en el protagonista de su propia enseñanza y la asignatura dejó de centrarse en el aprendizaje de la gramática orientándose más al desarrollo de la expresión oral, lectura y escritura
PENSAMIENTO EDUCATIVO.-
En Peñaloza pensamiento, teoría y praxis han ido siempre de la mano. Es de los educadores que hace lo que piensa, y piensa, reflexiona y teoriza a partir de los resultados que le da el llevar a la práctica sus ideas.
La educación para Peñaloza es “el moverse o fluir que brota de las personas; es un desenvolverse de sus potencialidades físicas, anímicas y espirituales”
Es un proceso que va de lo interior a lo exterior y que fundamentalmente “es el despliegue de la propia persona para que el educando pueda llegar a ser persona a plenitud” (

Es el desenvolvimiento de las potencialidades del ser humano en un proceso de interrelación social en el que incorpora la riqueza de la cultura de su pueblo y lo valioso de la cultura universal
En su libro, “El Currículo Integral”, teorizando sobre lo que es la educación dice “la educación refleja el estrecho enlace de tres términos que no pueden separarse: hombre, sociedad y cultura. La Educación es un proceso de hominización, socialización y culturación”
Hominizar al hombre es lograr el desenvolvimiento de su desarrollo orgánico, de sus capacidades corporales y psíquicas individuales, el apoderamiento de su lengua, el desarrollo de su sentido de libertad, responsabilidad y autonomía personal, de su capacidad inquisitiva, percepción de los valores y creatividad. Esto “no es posible sino a través de la socialización; vale decir, de los contactos vivenciales y relaciones con los demás y del despertamiento individual al grado y ritmo de esas relaciones. Pero la hominización necesita igualmente de la culturación como captación y comprensión de las creaciones culturales del grupo social. La culturación no es posible sino dentro del grupo social y a base del fortalecimiento de la libertad, autonomía personal, creatividad y la aprehensión de los valores. Y la socialización no ocurre plenamente y con sentido al margen de la captación de las creaciones culturales y sin el despliegue de los rasgos personales de libertad, autonomía personal, creatividad y descubrimiento de los valores”

APORTES Y VIGENCIA DE SUS IDEAS .-
Muchas son las ideas que Walter Peñaloza ha brindado a la educación del país y que han rebasado sus fronteras.
El valor de esas ideas no está sólo en haber sido formuladas como resultado de la reflexión y el análisis de nuestra problemática educativa, tampoco en el reconocimiento que merecen dentro y fuera de nuestro continente; sino, fundamentalmente, en el hecho de haber sido llevadas a la práctica, haber contribuido y estar haciéndolo para que tengamos una mejor educación, mejores maestros, y educandos con un futuro diferente.
APORTES
Entre sus principales aportes podemos destacar los siguientes, a manera de síntesis (13) :
- Propuso una concepción de educación comprometida con el hombre y con la sociedad peruana.
-Sostuvo que la educación como proceso busca la formación integral del hombre y cumple tres acciones importantes: permite el desarrollo de la persona, la relación con el grupo humano, y la incorporación de la cultura. La educación, en su propuesta, tiene por finalidad la hominización, la socialización y la culturización.
- Planteó que la educación como proceso de socialización es necesariamente una acción de interrelación social que genera una adecuada relación entre los seres humanos y que por lo tanto el hombre no puede vivir aislado.
- Expresó asimismo que la captación de valores y el deseo de plasmarlos en la realidad es lo que conduce a la cultura, la cual a través de la educación es incorporada por el hombre en su acervo nacional y universal.
- Fue el primero que formuló y puso en práctica en el país y probablemente en toda Latinoamérica una concepción de educación centrada en valores que fuera coherente con el fin de formar integralmente a la persona humana.
- Su visión de integralidad de la educación estuvo estrechamente vinculada con la percepción, captación y concreción de los valores prevalentes de la sociedad, cuidando no privilegiar de manera excluyente algunos pocos de ellos. Afirma que no sólo es importante el valor de la verdad, que se concretiza en la ciencia, sino que también lo son los valores estético, ético, cívico, físico - corpóreo, religioso, el valor de lo útil, expresado en el trabajo, y, otros, que en su conjunto cubren esa dimensión de integralidad.
- Estructuró su teoría educativa y la validó con singular éxito en la formación de profesores en La Cantuta, desde la década de 1950, dejando su imborrable sello en muchas generaciones de maestros.




JOSÉ ANTONIO ENCINAS
Encinas se adelantó extraordinariamente a su época. Bregó toda su vida por la educación
como un fin social y por los derechos civiles y el desarrollo del indígena peruano. Dominó todas las ideas y planteos que la escuela moderna o el enfoque que la educación sostiene aún, tales como:
Revalorización del niño reconociéndolo como centro de la acción educativa.
El rol protagónico de a afectividad y la autoestima.
Función creativa del niño, como elemento más importante de la educación.
El rol del maestro como orientador y líder.
El ideal de equidad y la justicia social.
Su concepción amplia y profunda acerca de la disciplina, respetando por sobre todo la libertad del niño.
ENCINAS LO SINTETIZA ASÍ:
"El maestro es el camarada de mayor experiencia, que aconseja, guía y sugiere. La clase es un laboratorio, un museo, un taller, donde se experimenta, se observa y se trabaja, ya no es el aula donde pontifica el maestro. Desaparece la tortura de las lecciones y de los exámenes, puesto que no hay enseñanza clasificada, sino utilizada. La mejor lección es un proyecto de trabajo, y el mejor examen, su ejecución"
"El más alto cargo que un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela"
LA NUEVA EDUCACIÓN
En su tarea sobre la educación, Encinas guarda una relación entrañable con la niñez. "El niño es el ser más incomprendido y el más conculcado de todos los tiempos. Todos los males que sufre la sociedad actual son consecuencia de nuestra incapacidad para comprender a los niños. Hay que prepararse para comprenderlos", señalaba el maestro. Ello también se refleja con el indio en sus estudios: "La educación del Indio", "Causas de la criminalidad indígena", "Los aymaras del Perú" y "Totemismo". Igual sucedió con la universidad, su preocupación y conocimiento de ella quedó demostrado cuando fue rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1931
TAREA SOBRE LA EDUCACIÓN
Uno de los primeros maestros que propugnó en el Perú la educación técnica, la pragmatizó y ensayó en experiencias inmediatas, es sin duda José Antonio Encinas Franco.
Hacia comienzos del presente siglo XX; hasta antes de la misma (1907-1911), no hubo ni siquiera intento alguno para llegar a la práctica de la "Escuela del trabajo"; en nuestros días no se aplica, pero se tiende a ella, gracias a la dedicada y pragmática labor de muchos maestros del nivel nacional y de esta capital de la integración andina, que con sentido técnico y tecnológico acordes con los avances de la ciencia y tecnología, se han encontrado algunos frutos, esto es, haber cumplido metas y objetivos propuestos exactamente por centros de educación secundaria y superior técnicos dado su labor concientizadora, concienzuda planificada y ejecutada, hasta alcanzar el prestigio en las lides nacionales, siendo aún ejemplificados como modelos en la ejecución regional.
En la sociedad como la nuestra, atrasada por demás, donde los medios de trabajo y formas de conciencia social importados, como la misma filosofía educativa, tiende a moldes conductistas y neo conductistas al modo de países occidentales y Norteamérica, porque desde la dominación colonial española semicolonial y neocolonial se nos han cerrado las puertas de la libre comercialización de nuestras materias primas y semielaboradas, mejor la autodeterminación de la economía, y por lo tanto de la educación y la cultura, de quienes depende la práctica de la identidad nacional, con la mira de la desalineación y para el cambio y la profundización de la transformación de los moldes estructurales y superestructurales, así como la democratización de la economía y consiguientemente la educación.



PERÚ: EL MAESTRO ARGUEDAS HABLA SOBRE LOS MAESTROS

Hace un siglo, el 11 de enero de 1911 nació en Andahuaylas José María Arguedas. Graduado
como docente (Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos) trabaja como Profesor de Educación Secundaria en los colegios Pumaccahua en Sicuani (1939), Alfonso Ugarte, Lima (1942) y Nuestra Señora de Guadalupe, Lima (desde 1943) Posteriormente ejercería la docencia en varias universidades, hasta su muerte en 1969.
Todos conocemos a José María Arguedas como el máximo escritor del Perú Profundo; pero pocos los conocemos como Maestro.
Más allá de la mezquindad del actual Gobierno aprista (1) en honrar al Maestro José María Arguedas, declarando al 2011 como su Año, nosotros los maestros debemos recordarlo durante todo este año y siempre. En las diversas áreas curriculares a nuestro cargo y en todos los espacios que podamos, hay que tomar como referencia las obras y vivencias de Arguedas.
He recogido algunos textos donde José María nos habla como Maestro, acerca del trabajo de los maestros. Todos ellos están entre comillas y con su correspondiente fuente. Esta selección tiene como base un excelente libro de Wilfredo Kapsoli publicado en 1986

MAESTRO QUE INTEGRA LA PATRIA
“En un país tan complejo como el nuestro -tan lleno de contradicciones culturales, de creencias distintas- la misión del maestro es realmente aquí, una misión muy difícil; porque en el Perú la educación no se resuelve mediante el método sino mediante el conocimiento de la cultura, de las costumbres de cada pueblo, porque somos un país muy mezclado, un país mestizo en cuanto a concepciones morales, políticas; en fin, somos un país que constituye una mezcla que todavía no ha acabado de definirse. Nosotros los maestros somos los que debemos impulsar esta definición y a esta integración de las creencias. Cuando todo el Perú tenga más o menos una sola creencia, por lo menos una de la cual todos compartamos, seremos patriotas; cuando haya una fe que nos una a todos; pero ahora tenemos veinte mil tipos de fe distintas y por eso no somos patriotas, porque no tenemos elementos ideales de los cuales todos participen” (3). (Destaques nuestros)

EXPERIENCIA CRÍTICA
(Cuando yo era estudiante), “una mitad de los profesores que tuve llegaban a la clase con veinte minutos de retraso; diez minutos empleaban en pasar lista, y el resto bostezaban o dictaban algún curso antiguo que los alumnos teníamos que copiar durante el año. La otra mitad de los profesores explicaban todas las cuestiones de sus cursos que el Plan Oficial indicaba, se ceñían al plan con fidelidad militar. Y en el colegio era siempre un local grande, donde profesores y alumnos nos encerrábamos para estudiar tantos cursos: Química, Física, Matemáticas, Geografía, Historia, Anatomía, Botánica.
De lo que pasaba y de lo que había fuera de este local, nunca hablábamos. Del Perú sólo sabíamos una narración –escueta- de los sucesos pasados y una lista de sus ríos, lagos, montañas, provincias y mesetas. En los cinco años de Instrucción Secundaria que hice, nunca leímos un libro en clase, nunca cruzamos una palabra de amistad con los profesores. Ellos eran un grupo de gente y nosotros otro completamente aparte. A la hora del recreo, nosotros jugábamos en los patios; ellos hablaban lejos, en la Sala de Profesores, entre ellos, indiferentes o molestos por la bulla que hacíamos. Y sin embargo éstos, y sin embargo algunos de estos hombres eran muy queridos por nosotros; cuando ellos entraban a la clase, la sala era como una iglesia, por la solemnidad y el silencio. Pero a estos hombres los queríamos. Debió ser por la diferencia que había entre estos fieles cumplidores del programa, y los otros, que se aprovechaban de nuestro respeto para bostezar o revisar sus cartas familiares en la mesa, mientras nosotros guardábamos silencio”
CONOCER AL NIÑO
 “Un maestro no puede formar a sus niños, no puede ponerse en comunicación íntima, cariñosa con ellos si no conocen lo más aproximadamente su espíritu. Ustedes saben perfectamente cómo es el modo de ser de los niños de Lima, por ejemplo, es completamente distinto del modo de ser de los niños de una aldea andina. Y cómo los niños de una aldea andina son también muy distintos de los niños de un puerto o de una población criolla.
Porque las costumbres de los pueblos de la sierra son muy distintas que las costumbres de los pueblos de la costa, y esta diferencia es tan grande que cualquiera de nosotros puede observarla, incluso cualquier turista norteamericano. Porque cuando pasamos de la sierra a la costa, encontramos que todo cambia, las cosas son de diferente forma, el ambiente geográfico es distinto, los animales son otros, las plantas y las flores son distintas. El mundo, todo lo que nos rodea es diferente, se habla quechua como en la sierra, en la costa no se habla quechua; en la costa hay una gran cantidad de elementos para la comodidad, gran dominio de la técnica, una gran influencia de sabiduría y de la civilización occidental, europea o norteamericana. En cambio en la sierra hay una mayor influencia de las costumbres antiguas, entonces esa diferencia y diversidad de creencias forma al mismo tiempo una diferencia de modo de ser en la persona.

LOS NIÑOS ANDINOS: EDUCACIÓN Y JUEGO
La conducta del niño indio está también condicionada por la situación que ocupa en la sociedad y por la clase de trabajo a la que se dedican sus padres.
Así el niño indio juega casi invariablemente a manera de un entretenimiento para realizar bien sus ocupaciones de adulto. Podríamos hablar de un tipo de juego funcional y no de recreación pura. Juega imitando las faenas que realizan los mayores: ara, arrea, “animales” –que pueden estar representados por piedras o insectos- y los encierra en “corrales” tosca o primorosamente construidos de guijarros o trozos de barro seco; “construye” casa, acueductos, hornos, molinos. En la hacienda “Huayu Huayu” del distrito de Huanipaca, un niño menor que yo, que tenía entonces 13 años me tomó de “ayudante”, y en varios días, abrimos un acueducto que bajaba desde una acequia de la huerta de la hacienda por la ladera, salvando “quebradas” y “ríos” por puentes hechos de teja o de hojas de maguey; construimos una caída de agua, bien canalizada y un molino de piedra. El pequeño fabricó la bóveda, luego la piedra solera y la voladora del molino, hizo la rueda y su eje, hasta el dado sobre el cual se apoyaría el eje; fijó las piedras exactamente como en un molino verdadero. Soltó el agua; seguimos la corriente hasta que llegó al canal de “fuerza”, se precipitó y golpeó en las cucharas de la rueda bajo la bóveda, salpicó agua y el molino dio vueltas muy rápidas entre las paredes de la “fabrica”. Contemplé el juguete asombrado y con un regocijo que colmaba el mundo y lo contagiaba. Don Manuel María, el viejo patrón, que no me estimaba porque me consideraba un “ocioso imaginativo”, descubrió el molino en la tarde del mismo día en que lo habíamos inaugurado, destruyó los delicados acueductos, la caída del agua, la piedra solera y la voladora, la bóveda de cuyo interior las cucharas de la rueda lanzaban chorritos de agua, los derrumbó con los pies, machucando todo con los tacos y la planta de los zapatos, no sin antes haber contemplado sonriente ese “curioso adefesio”. Yo quedé herido para siempre contra ese viejo avaro; el niño indígena corrió hasta el pie de un gran árbol de chirimoya, se acurrucó ahí e hizo cuanto le fuera posible para parecer que no existía. Yo estaba llorando a torrentes cuando el viejo demonio se fue. El niño ni siquiera volvió la cabeza para mirarme. Corrió delante del patrón, cuando este se dirigió a la puerta de la gran huerta, y desapareció. No quiso volver después a la casa hacienda; se escondía de mí. A los pocos días concluyó el turno de trabajo del padre que era siervo de la hacienda, y se fue con él. Me pareció que no sufría, sino que estaba sumamente atemorizado.
Los juegos del niño indio de las comunidades muy aisladas y monolingües constituyen no sólo un medio de entrenamiento biológico, sino social y práctico. Son parte de la educación, puesto que todo el proceso de ella es irregular, aún cuando concurra a la escuela oficial, prepara para otra clase de vida que la habrá de llevar en su medio social nativo”

EXPERIENCIA COMO DOCENTE
“Yo he sido profesor durante muchos años en la sierra y en la costa. Debo confesarles que cuando me nombraron profesor de gramática o de castellano, hacia 1939, fui a pedir en primer lugar un programa del curso que debería dictar y me encontré con la sorpresa de que no conocía casi nada del programa.
Me había olvidado por completo de la gramática; sin embargo yo tenía ya algún prestigio como escritor, y el hecho de que no conociera la gramática y sin embargo fuera un escritor de cierto prestigio me estaba demostrando, por un lado que el conocimiento exclusivo de la gramática no es lo más importante para aprender a escribir y expresarse.
Si el conocimiento mismo de la materia que uno va a enseñar es muy importante, en segundo lugar es importantísimo conocer el modo de ser de las personas a quienes les vamos a enseñar y en tercer lugar cómo les vamos a enseñar.
Desgraciadamente ustedes me perdonarán esta frase, porque quizá entre ustedes hay muchos normalistas, en los centros de formación de maestros se da una importancia excesiva a los métodos y mucha menos importancia a esos dos factores que son de los más importantes: el conocimiento de las materias que se deben enseñar y sobre todo de qué modo puede uno acercarse al espíritu de los niños para ganar su confianza y su amistad, su cariño, sin el cual no es posible ninguna formación de instrucción y mucho menos de educación”

DESDE LAS VIVENCIAS DEL PUEBLO
La Vivencia del Pueblo (Folklore) “puede servir para los educadores como una fuente, proporcionando material para la educación misma; sobre todo puede servir como información para conocer el espíritu, el modo de ser de los estudiantes y de los padres de familia del pueblo en el cual uno trabaja.
El Folklore nos puede servir de manera quizás mejor que ninguna otra fuente, mejor que ningún otro instrumento del ser humano, para llegar a la intimidad de los niños y de los padres de familia y del pueblo en el cual el maestro es un educador, un modelo para la conducta de todos, grandes y chicos”

MAESTROS PARA EL CAMBIO: LA CANTUTA
 “La Escuela Normal Superior de la Cantuta fue destruida por el Estado a causa de que había roto ese viejo sistema de formación de maestros estériles que aparentaban sabiduría y que en verdad, eran adversarios de la propia sabiduría popular.
En la Normal se revisó el pedagogismo, se le desterró; se dio preferencia al estudio de las humanidades y de los problemas sociales del Perú, de su historia; se modificó el estudio de las metodologías de modo que auxiliaran como un medio a la formación y desarrollo de las virtualidades del educando y de difusión de los descubrimientos humanos acerca de si mismo y del mundo.




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